miércoles, 11 de enero de 2012

cuando empecé a sacar cosas de lo que fue nuestra casa

Cerrar las puertas.

Morir un poco.

"Cuando al punto final de los finales no le quedan dos puntos suspensivos"*

Sacar el corazón bajo la puerta.
No dejarlo atrás.

Llorar a chorros.
Llorar con los ojos abiertos.
Salir con la frente en alto.
Cerrar la puerta.
Cerrarla y no abrirla nunca.
Si hay que recordar: abrir la ventana.
No la puerta.
La puerta es ahora una tumba.
Taparla con ladrillos y cemento.
Colocarle una lápida y de vez en cuando irle a dejar flores.
Siento mucho tener que dejarte dentro.
Pronto iré a traer el resto de mis muertos.
Pero voy a traspasar la puerta.
Abrirla nunca.

Abrirla nunca.

1 comentario:

S0y la Que No Buscas dijo...

Ese final, sólo es un nuevo inicio, el comienzo de una vida mejor y de momentos suaves y dulces como la sonrisa de un bebé :$

El final, no es final mientras tengamos vida..