lunes, 10 de septiembre de 2012

(traspapelado del 2008)

Tengo un país atravesado
justo allí donde me fluye la sangre.
Duele cuando respiro y cuando trago.

Y los ovarios, sobre todo ellos, duelen como nunca.
El país que tengo atravesado
me ha bloqueado la entrada a la vagina.

Duelen los dedos cuando los muevo.
El país que tengo atravesado me destrozó las manos.
En mil pedazos. Astillas de huesos quedan.

Me sabe a centavo la sangre en mi boca.
El país que tengo atravesado
me ha mordido los labios,
me ha arrancado los incisivos.

Lo peor de todo fue perder la voz.
El país que tengo atravesado
se traga mis gritos.  No los deja salir.
Me retumban en la garganta hasta que me raspan.

No hay cura.
Simplemente no hay cura.
El país que tengo atravesado se niega a irse,
y yo a dejarlo ir.
Sin el país que tengo atravesado
me disminuiría el pulso.
Tengo que aprender a vivir con él
como todas hemos aprendido.
A dejarme llevar bailando tango con él.
Cada paso duele hasta la médula de cada hueso,
pero hay que seguir bailando.

Estoy vestida para la ocasión.

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